El modelo cognitivo-conductual, proviene originariamente de los desarrollos y estudios de James Watson, posteriormente se incluyeron los estudios de Thorndike, Skinner y A. Bandura. Estos autores, que llevaron el camino de la psicología conductista desde el condicionamiento clásico hasta el condicionamiento operante, tuvieron un punto de encuentro con los modelos cognitivos, con lo que se incluyó la actividad cognitiva dentro del modelo configurandose lo que hoy se conoce como Modelo Cognitivo- Conductual.
La terapia cognitiva fue desarrollada originalmente por Beck con el objetivo de ser aplicada en la depresión. Se centra en la modificación de conductas disfuncionales, pensamientos negativos distorsionados asociados a situaciones específicas y actitudes desadaptativas. El terapeuta tomo un estilo educativo y busca la colaboración del paciente, de manera que pueda aprender a reconocer sus patrones de pensamiento negativo y reevaluarlo. Este enfoque requiere que el paciente practique sus nuevas habilidades entre sesiones mediante tareas para casa y ensaye nuevas conductas.
Des de el punto de vista teórico, se trata de un modelo que combinan modelos de la teoría del aprendizaje con aspectos del procesamiento de la información. Intentan explicar cómo se instauran las conductas durante la infancia y la adolescencia. Se centran en la manera cómo la conducta humana se aprende o se adquiere.
Según este enfoque que la conducta es explicada a través de una serie de procesos y estructuras mentales internas (memoria, atención, percepción) siendo por lo tanto las personas seres activos que procesan, seleccionan, codifican, transforman y recuperan información proveniente del exterior. La influencia del medio ambiente es fundamental en la adaptación de las conductas.
La terapia de tipo cognitivo conductual ,se basa , en un primer momento, en los esquemas cognitivos que contribuyen al desarrollo y mantenimiento de un desorden en particular. Es decir, conocer los procesos cognitivos que median la conducta. Se pretende describir, predecir, explicar y controlar el comportamiento del sujeto, es decir, hace hincapié en los procesos o estrategias cognitivas que median entre el estimulo y la respuesta.
Es la integración de una metodología rigurosa y un estilo de actuación orientado a las técnicas conductuales con la evaluación y el tratamiento de los fenómenos que determinan la cognición. La teoría pone un gran énfasis en los procesos de aprendizaje y en la influencia de los modelos que el niño tiene en su propio ambiente. Se da mucha importancia a la manera de procesar la información para intentar comprender el desarrollo y el posible tratamiento de trastornos psicológicos.
Las intervenciones cognitivo-conductuales promueven el desarrollo de habilidades que son necesarias para una confrontación eficaz
Bajo la denominación de TCC existe una gama diferente de intervenciones que comparten la asunción teórica básica de que la mayor parte de la conducta humana es aprendida. Así, buscan implementar determinadas habilidades en las personas como en la terapia de solución de problemas, el entrenamiento asertivo o en la terapia conductual de parejas.
Aspectos del modelo
- Los procedimientos y técnicas usados deben fundamentarse en la psicología experimental.
- La conducta normal y anormal se rigen por los mismos principios, ambas se aprenden y modifican de la misma manera.
- Reconocimiento de influencias de factores genéticos en la conducta.
- El objetivo de la intervención es la modificación de conductas desadaptadas.
- Los cambios conductuales deben ser observables y medibles directa o indirectamente.
- La interdependencia entre evaluación y tratamiento.
- La necesidad de especificar de manera objetiva y clara los objetivos del tratamiento.
- Se debe evaluar de modo objetivo la eficacia del tratamiento.
- Enfoque centrado en el aquí y en el ahora, énfasis en los determinantes actuales de la conducta.
Adopta un formato estructurado, es limitada en el tiempo y se basa en el modelo cognitivo-conductual de los trastornos afectivos. La duración más frecuente oscila entre 10-15 sesiones de 50 minutos y de frecuencia aproximadamente semanal, aunque también hay estudios que adoptan formatos más breves para casos menos graves (entre 6-8 sesiones) y se asume que la duración de la terapia puede prolongarse en caso de mayor gravedad o comorbilidad asociada.
Añadir terapia cognitivo-conductual a la medicación antidepresiva es más efectiva que el tratamiento con antidepresivos exclusivamente, en especial en aquellos pacientes con síntomas graves. En general, no hay indicios de que añadir antidepresivos a la terapia cognitivoconductual sea útil, aunque no se han explorado efectos en síntomas específicos,como por ejemplo,el sueño.
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